martes, 20 de diciembre de 2011

Ejemplo

De un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que lo que le pasa a nuestros amigos nos influye a nosotros más de lo normal, no digo sus palabras ni sus gestos con nosotros, digo sus hechos con terceras personas en los que nosotros no somos los protagonistas, hechos en los que no nos encontramos del todo involucrados, que al final, nos acaban afectando de una manera o de otra. Y después de esta introducción que parece muy generalista, os cuento mi caso; no soy de hablar de personas concretas con nombres y apellidos definidos, pero hoy lo haré, es mi deber.
Mi caso es él, Francisco Sebastián, para los amigos y conocidos Paco; el hecho es su actual estado de felicidad, lo irradia en cada sonrisa y en cada palabra que suelta, da alegría solo de escucharlo u observarlo, ¿el motivo? No sé si me permitirá contarlo, pero es su novia, su chica, o lo que él ha definido como su bendición o su suerte. Hace un mes que está con ella, un cielo de chica, guapa, simpática y mil y un adjetivos que dejaré para que mi amigo los complete. ¿Y cómo me afecta a mí esto?
Alegría sí, por supuesto, pero hay algo más: la esperanza. Paco no es el típico ligón de playa, chulo y musculado, es ese chico bueno, listo, que le gusta hacer la cosas bien, en fin, uno de los que al final las tías acaban diciendo que ''no, lo siento, eres un buen amigo''; me ha pasado a mí, y le ha pasado a muchos chicos de los considerados buenos y estudiosos. Pues bien, él es mi signo de esperanza, el triunfo del buen hacer por encima de la chulería y de la absoluta superficialidad; la victoria de ese chico que se enamora de la chica perfecta la cual siempre le da calabazas, pero esta vez no, esa es mi esperanza; de que la moneda no tiene que caer siempre cruz, sino que hay también una cara a la otra parte.
Parece una tontería, pero al final ese hecho influye y su sonrisa cuando me habla de ella me muestra ese triunfo, que al final las cosas bien hechas ganan y consiguen una supremacía sobre todo lo demás y que la belleza de la forma de ser de una persona es la mayor fuerza de atracción que pueda existir para conseguir realmente la felicidad.
Sinceramente, por todos sus consejos, todos los momentos que me ha soportado, todas sus sonrisas y por supuesto, por darme el ejemplo de que la chica perfecta se puede enamorar del chico sin musculación ni tatuajes. Por todo esto y por todo lo que nos falta, gracias amigo.

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