viernes, 20 de junio de 2014

Desidias, adioses y condenas

Recuerdo aquel inicio de primavera,
se me hizo treinta de diciembre
incumpliendo cada una de las promesas
que hice al conocerme;

hoy miro pasar el metro con desidia,
no hay miradas cansadas entre estaciones
dando memoria a incontables caricias
de noches enteras sin dormir.

Suspiro y me quejo,
pero es lo que he querido
y en el fondo, es lo que quiero.

Hoy me veo mordiéndome los labios
evitando soltar los clichés fáciles
de quien intenta actuar con normalidad.

No estamos bien, se notan los agravios,
pero no es cuestión de hacer de mártires,
era un riesgo que debíamos afrontar.

Yo he cambiado de estilo y métrica,
he pasado por chapa y galeras
y sigo sin saber de técnicas

que hagan durar dos años las primaveras
que dibujen en el aire los suspiros,
pero así es la vida del alma viajera.