lunes, 10 de noviembre de 2014

Posdata

Acaricio de nuevo la pantalla
de este triángulo París-Valencia-Santiago
de llamadas y conexiones
que tú y yo nos hemos inventado,
toco con mis dedos tus palabras,
las sigo con la vista y cierro los ojos
como si estuvieras en la esquina de mi habitación
en las paredes de mapas y postales,
en las posibles huidas al sur,
en los inevitables suspiros hacia el norte.
Cataluña votando independizarse
y yo pidiendo unión con tus labios,
no hay referéndums que valgan
a mis pobres premisas veinteañeras
ni aviones de papel sin escala
que me transporten a tu estudio. 


Otro lunes que acaba bajo mi "me encantas",
no hay cansancio si a tu ventana llegan mis piedras
y tú ya de guirnalda y hadas,
de abrigos, luces y sonrisa tras la cristalera,
de invierno francés, crepes y café
cantas villancicos y poemas
en un París que se pregunta cuándo 
volverá a ver el baile de sábanas revueltas. 
Todo se calma si tu voz rompe mi tregua
me digo nervioso entre las mantas
mientras mandas golondrinas en postales
de lugares donde empezaron los recuerdos,
plumas para escribir en presente
todos estos versos tan nuestros. 
Suspiro, sonrío y escribo,
otra vez miro hacia el norte,
te tengo cerca si las palabras te buscan,
te noto conmigo si escribo tu nombre;
suspiro, sonrío y escribo
así se construyen mis sueños,
quizás solo una excusa para decir
"posdata: te echo de menos"