Soneto de Milagro

A orillas del Ebro navarro
un pueblo llamémoslo Milagro,
donde da fiesta la cereza
y el viento sopla como seda.

En sus calles apaciguadas
por el silencio del pueblo,
pasea con poses relajadas,
Leonardo, llamado el abuelo.

Camisa a cuadros y vaqueros,
gafas redondas en sus ojos
y en sus manos un mechero

con el que encendía su cigarro
lo ponía en sus labios rojos
y seguía andando por Milagro

Maltratada

Esclava de sus puños
sombra de sus insultos
madre de su tortura
esposa de su locura.
Si la quieres
no le pegues,
no seas tan cruel
para marcar su piel.
Escondida llora
pidiendo ayuda
mientras él la debora
con el alma desnuda.
Ella sufre las heridas,
que él le ha hecho
por simple despecho
durante toda su vida.
Un cabrón maltratador,
de una mujer maltratada
un marido torturador
de una madre asesinada.

13 años

A tus tres y diez
al pasar te ví
y un instante después
me enamoré de tí;

a tus diez y tres,
experta en locuras
me enloqueció en un mes
con besos, caricias y dulzuras.

A tus doce más una
del amor hechicera,
más guapa que ninguna
más bella que cualquiera.

A tus nueve más cuatro
boca de carmín
cuerpo de teatro
y piel de jazmín.

A tus trece primaveras
dos ojos intensos
ardientes caderas
la reina de mis pensamientos.