lunes, 25 de febrero de 2013

Barcelona

Los acordes invadían la plaza,
cantaba la Luna en lo alto
no eran lamentos ni nanas
sino flamenco, rumba y tango;

Barcelona se dibujaba en la noche,
las Ramblas serpentean hasta nosotros
y una historia que se esconde
bajo la luz artificial de aquellos focos,

una argentina y sus amigas,
mochila a cuestas por Europa,
ojos de mar y de vida,
cabellos rojos como su boca,

y entonces una mirada esquiva,
una sonrisa de soslayo,
algo más que la guinda,
la voz de aquel americano,

perito en trenes y esperas,
en amores de hola y despedidas
en lluvias de septiembre y primaveras
y en viajes con oscuras embestidas.

Yo miraba el ir y venir de gestos,
su mano debajo de la falda
lo que pudo ser el primer beso
el lenguaje de dos sin palabras;

ni falta hicieron un par de canciones del maestro,
ni golondrinas ni mensajes de amor,
sonrisas al oír "yo soy el viento",
guiños al escuchar "tú y yo";

después siguió el embrujo de Barcelona,
labios devorados hasta el hotel,
"quédate conmigo, no me dejes sola"
otro beso, "hazme tuyo" dijo él;

temblaron los cimientos de sus mundos,
crecieron flores en sus vientres,
cayeron rayos entre sus cuerpos desnudos
murieron entre gemidos dudas pendientes.

Y amaneció nublado el Tibidabo,
lloviendo a verano despertó el puerto,
no había rastro de aquel americano,
se fue entre la nocturnidad y el sueño;

ella tomó su mochila y su recuerdo,
comentó su suerte con la almohada
gritó su nombre y suspiró su cuerpo,
y descubrió que ayer no había mañana.


Canción de ida para una vuelta


(Para la voz, la guitarra y el sonido a eco en la habitación; porque algún día vuelvan a inundar los espacios nuevas canciones)

El sonido a eco callado
Vacía otra vez la habitación
De nuevo me descubro
Buscando entre los cajones
El recuerdo de tu voz,
Y entre las esquinas
El rastro de la guitarra
Que nombrabas en aquella cancion,
Mientras en mi cabeza resuenan
Las notas del ultimo concierto
Al que nunca pude asistir,
Ese grabado a tinta en almanaques
Perdido entre muñecas y cantantes
Entre gritos dedicatorias y quienes,
Entre grupis, músicos y reyes.


Sin embargo, los papeles viajan al norte
El sur quedó en segundo plano
No hay partituras en el horizonte
Cantar era solo una afición
Una flor, un desliz, un honor
La excusa de amores y mentiras
Las verdades de cafes y huidas
Los vaivenes vencidos y olvidados.
Los solo escribo si me enfadan
Y la adultera ilusión Infantil
De creer en los cuentos de hadas.


Pero seguimos esperando
Propios, arrogantes y extraños
Porque la habitación sigue sonando a hueco,
A libros sin sentido, apuntes descoloridos,
A barcos hundidos en tus charcos,
Al sofá de letras abierto por la mitad
A recordarte una vez más.

Tararea el viento tus acordes,
Mi cuco aprendió a entonar en do
Y el despertador quiso ser no
Y solo se quedó en suerte,
En memorias de quien adolece y envejece
Pero el espejo no refleja tus partituras
Ya no se empaña al ritmo de tus versos
Y en mi rebota la idea
De Quien pudiera hacerte sentir nuevos amores
Para escuchar de nuevo tus canciones.

jueves, 14 de febrero de 2013

Perfecta.

Perfecta; eres perfecta,
aunque tu marido no lo vea así,
aunque te lo niegue al verte,
estás perfecta, ni sobran quilos
ni faltan horas de sueño;
no hay años de más,
ni errores en tu peinado;
estás perfecta, aunque él no lo piense,
no son tus ronquidos lo que le impiden dormir,
no es tu voz la que lo hace sufrir,
no es tu cuerpo por el que ya no se excita,
ni tus ojos el motivo por el que no te mira.

Estás perfecta, hazme caso,
un olvido lo tiene cualquiera,
no llores ni maldigas tus fallos,
no grites en silencio sus pasos,
no ahogues sus golpes en tus penas;
estás perfecta, con golpes de más,
con pieles que caen en forma de años,
en forma de gritos y silencios
del duro cloroformo del recuerdo;
levántate y escríbele al mundo,
que eres perfecta, que estás perfecta,
que los daños no apagan tus ojos,
que los insultos no dan más de sí,
que no pueden callar tu canto,
que sigues besando al futuro,
y que elegiste vivir.

Ahora abre los ojos y grita,
que sigues estando perfecta,
que el fallo es él,
que siempre lo fue;
que ni las marcas en los brazos
te impidan extender las alas,
ni los arañazos del pasado
pensar que aún nos queda esperanza,
porque hoy y tras todo,
estás perfecta y no hay nadie que lo niegue
ni hay nadie que te pegue.