Para los iaioflautas, por su inspiración,
su ejemplo, su valentía y por darme más fuerzas
para seguir con la lucha.
Tocados por el tiempo y las arrugas en sus pieles,
mantienen
la mirada firme
pese haber luchado su batalla.
Ni las derrotas les han hecho
quebrar la ilusión,
ni las victorias anclarse en el conformismo.
Levantan la
voz como cualquier joven indignado,
sostienen su pancarta con la esperanza de
cualquiera
que imagina un mundo mejor
y llenan las calles con el coraje de ser
ejemplo de rebeldía.
Las heridas abiertas de una guerra entre hermanos,
las
libertades robadas por los vencedores,
la búsqueda de la memoria,
las
universidades llenas de mayo del ’68,
la oposición contra Vietnam, las
manifestaciones pro-democracia,
las carreras ante los grises, los ‘no pasarán’,
los libertad, amnistía y estatut de autonomía,
la liberación de la mujer, la
igualdad homosexual,
la indignación colectiva y las plazas ocupadas.
Todas las luchas han pasado ante sus ojos,
las han sentido
entre sus dedos,
el viento del cambio les sopla de frente
cuando en verdad,
son
ellos los que han estado soplando,
y siguen,
y las hojas del pasado comienzan a
ser arrojadas,
los viejos grilletes se rompen,
dejan paso a las flores de esta
nueva primavera,
primavera que no podrán cortar,
primavera conducida por lluvia
vieja,
que hoy se hace más joven que nunca.
La lluvia que trae las flores para los utópicos
y las espinas para todos aquellos
que se hacen basar en los mercados;
ellos, son la vejez hecha juventud,
la experiencia hecha desobediencia,
la edad hecha coraje
y la jubilación convertida lucha.