miércoles, 1 de febrero de 2012

Historia Bmth Parte 4

Les expliqué por encima lo que me había dicho, Rubén me acarició la cabeza y me dijo: ‘’Tranquilo, compare, ya habrá más’’; Dani, en su misión siempre de animar, me dijo que no merecía la pena; y el comentario más original se lo llevó Paco el cual me dijo algo así: ‘’Te has quedado tonto con la chica esta, ¿eh? Pues tiene su punto, si es que no eres tan tonto para ser de letras’’

Así acabó mi noche por el centro de aquella ciudad. Cogí el bus y volví con mis compañeros en el 5-A.Ella tampoco iba en aquel bus. Al quedarme de nuevo solo volvía a pensar y pensar, y con ello más lío en mi cabeza y sin saber qué pensar exactamente sobre esa respuesta; algo de mí aceptaba la derrota y la retirada, pero otra parte de mí decía que no, que había que ir a por las posibilidades que aún quedaban, que el no ya lo tenía, y que aún no me había dicho exactamente que no; por lo tanto yo seguía confiado en que su respuesta cambiase o que me diera una definitiva.

Los días comenzaron a pasar y a mi cabeza llegaba un poco la desesperación y se desvanecían las posibilidades de que aquella respuesta cambiara, que aquello de que ella se acercase y me plantase un beso o me dijese ‘’sí, vamos a intentarlo’’ eran tan solo pensamientos, ilusiones, cábalas que poco a poco iban perdiendo fuerza.

Como decía, los días seguían pasando, y se dio la curiosa y extraña circunstancia de que en aquella semana no coincidimos por el pueblo, no es que antes nos viéramos siempre, pero el pueblo era pequeño o por lo menos la zona por donde íbamos por las tardes. A las que sí que veía de vez en cuando era a sus amigas, ellas chismorreaban algo al verme, quizás decían algo de mí o de ella, o a saber, pero si decían algo era para saludarme mientras reían o para decirme: ‘’Irene no está’’, eso sí, siempre sonriendo; es más, yo creo que a una de sus amigas le empezaba a dar pena y todo.

No la vi en la siguiente semana tampoco hasta que un día volviendo en el bus, uno de esos días en que ya su recuerdo empezaba a estar menos intenso como la primera semana, no puedo decir que ya me hubiera olvidado de ella ni que aún seguía pensando en la remota posibilidad de que ella me dijera un sí que seguía sin llegar, en fin, uno de esos días en que aún tenía tiempo para pensar en ella pero cada vez dedicaba menos, uno de esos días en los que seguía sin poder conseguir encontrar otra que la sustituyera o que le hiciera algo de sombra, uno de aquellos días, mientras iba a volver a casa en autobús, la volví a ver.

Yo estaba esperando el bus en la parada correspondiente, y al ponerme en la cola, la vi entre la gente, al principio no sabía si era ella, había mucha gente, pero sin duda era ella, nadie sonríe igual; iba acompañada, un amigo y una amiga, desconozco todavía si el amigo era algo más...creo que me sonrió al verme, no lo sé, pero después de toda la cola y subir al primer piso del bus y sentarme, ella pasó por mi lado, me volvió a mirar, su piel seguía demostrando el poco sol que hay en Inglaterra, y su mirada reflejaba mi perdición, no sé que dije en su momento, creo que puse mi sonrisa de idiota y esa cara de gilipollas que me estaba viendo todas las mañanas, y cuando ella pasaba por mi lado, tuve que bajar esa cabeza que no paraba de darme vueltas, no sabía que decirle, o sí, pero no tenía voz para ello, no era la situación ideal para pararla y decirle que necesitaba hablar con ella decirle lo que de veras pensaba, si es que no lo sabía ya...

Se ha sentó 3 asientos más atrás, me fue también imposible ver si ella y su acompañante se besaron o algo, no podía mirarla, solamente observaba por la ventanilla e intercambiaba con mis compañeros comentarios sin importancia de Formula 1 u otros deportes. A los 10 minutos, ella se bajó, no sé cómo fue la despedida con él, su acompañante, solo sé que ella y su amiga se bajaron, y que me dijo un adiós con su dulce voz, mientras yo volvía a poner esa cara de bobo que tan bien sé poner y la seguía con la mirada hasta que desapareció del primer piso, de aquel autobús quedando aquello vacío, y con mi cabeza dando vueltas y recordando todo lo que sentía por ella, y haciendo inútil todos los momentos de olvido que había intentado durante aquellos últimos días.

Otra vez el tiempo pasaba y aquello nuestro, que más que nuestro se quedaba en algo particular, seguía estancado, en este tiempo sí que la había visto alguna vez más por el centro, alguna mirada cruzada, algún saludo o simplemente hacerme el tonto para no saludarle o no cruzar con ella otro saludo tonto u otra mirada cobarde que me siguiera recordando que sus ojos eran los más bellos e intensos que había en aquel pueblo.

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