de los versos que no te escribí
cuando nos comíamos la noche a besos
y probaba el sudor de tu carmín,
hoy gritan las palabras sin autor ni dueño
al periplo de sonrisas y deseos
cuando en los más profundo de tu almohada
construíamos a caricias tu mausoleo;
hoy, la canción del himno a tu cuerpo
se queja de no haber sido cantada,
de no tener pentagrama ni letra
y ser solo imaginaciones de cama.
Hoy, veintidós soles y siete lluvias después
de cuando fuimos más que tempestad,
yo me empeño en fruncir el ceño y escribir,
tú en leer y olvidar recordar.
al periplo de sonrisas y deseos
cuando en los más profundo de tu almohada
construíamos a caricias tu mausoleo;
hoy, la canción del himno a tu cuerpo
se queja de no haber sido cantada,
de no tener pentagrama ni letra
y ser solo imaginaciones de cama.
Hoy, veintidós soles y siete lluvias después
de cuando fuimos más que tempestad,
yo me empeño en fruncir el ceño y escribir,
tú en leer y olvidar recordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario