jueves, 7 de marzo de 2013

Oda a la multitud que grita

Aprendimos a hacer temblar la calle,
atrás quisimos dejar los días raros,
cuando la televisión nos mandaba,
cuando el miedo quemaba las manos,
agarrotaba los labios y la garganta
y nos ponía ronca la voz;
pero aprendimos a dar portazo al destino,
a entonar todos la misma canción;
queremos ser mayo del '68,
ser rosas, ramos y espinas,
la piedra en el zapato del que manda;
la oda de una multitud que grita.

Da igual plaza, calle o avenida,
volvemos a hacer vibrar el asfalto,
a resonar en bancos, salas y reuniones,
a que canten adoquines a nuestro paso,
porque aprendimos a ser 'equis' en ecuaciones,
a no dejar dormir a los que impiden soñar,
a huir de clase y defender el pupitre,
a reivindicar que queremos volar;
mientras el cielo se privatiza
y el café nos sabe a recortes,
a esfuerzos, agencias de calificación y discursos,
perdemos derechos, trajeados ganan sobres;

pero hemos abierto los ojos,
al fin y al cabo, despertamos
se nos pasó el efecto analgésico
del mordaz somnífero de los mercados;
somos juventud, pequeños revolucionarios,
con libros e ideas,  sin fusiles ni balas,
pancartas, 'lo público', quimeras,
frases, gritos y ejemplos de Guevara,
somos juventud, ¿que coño miedo?
incendiemos la Luna si no sale el Sol,
no pongamos precio a nuestra vida,
sonreíd, hoy revolución,
la de la oda a la multitud que grita.





No hay comentarios:

Publicar un comentario