viernes, 12 de febrero de 2010

muerte sin nombre

Con la luna de testigo, y la oscuridad del cielo como manto, cerró sus ojos para no volver ha abrirlos nunca más.El frío de aquella noche de enero, y el hambre que sufría durante los últimos días, habían conseguido lo que muchos intentaron antes. Un sin nombre, uno más de los que había aquella noche en la calle, moría solo, sin compañía, sin nadie que llorara aquella muerte, ni que cubriera ese frío e inerte cuerpo negro, ni tampoco hubo nadie que le intentara dar un respetable entierro, no, nada de eso, lo dejaron ahí, al llanto de la luna que le miraba y la oscuridad que le cubría.

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